
Y recuerde que cuanto más prontitud, exitación y celo muestre al entregar sus cuerpos a Dios, mucho más le honrará. No dejen que su atraso al enseñar sus cuerpos a Dios traicione cualquier falta de amor, gratitud y honor. Esto señala la grandeza del costo. El Padre dio al Hijo. El Hijo se dio a sí mismo; Su felicidad, gloria, cuerpo, alma. Mide el valor por el sudor sanguinolento, la Cruz, el desamor.
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(d) Si, en vez de glorificarlo por tu obediencia, lo deshonras con tus rebeliones e impiedades, no solo lo defraudas de Su siervo, sino, lo que es infinitamente peor, del precio mismo que Él pagó. (a) La creación solo nos ofrece un ser, y en esto nuestra condición pecaminosa solo nos capacita para el dolor. Pero la redención abre un sendero a la felicidad. (3) Gloria a Dios en tu naturaleza, pues es Suya. Da igual la oposición con la que tenga que confrontar, ni crea que vive para combatir solo. Su Salvador ha enviado Su Espíritu para ayudarlo, y ese Espíritu ahora obra en usted el estimar y hacer de Su buena voluntad.
Un cuerpo con muchas partes
Cuando Pedro y Juan han comenzado a predicar por vez primera en Jerusalén, fueron encarcelados y se les ordenó estrictamente que no predicaran más en ese nombre. Pero Pedro respondió "Nosotros debemos ". No es una cuestión de si nos debería gustar una vida apacible. La pasión por la independencia es probablemente la mucho más fuerte. Nada es más maravilloso que el funcionamiento secreto de esta pasión para asegurar la emancipación gradual. Y de esta forma, el espíritu de independencia los ha convertido a su vez en esclavos. De esta forma sucedió en París hace cien años.
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Nuestro esfuerzo será estimar el carácter sagrado y bello de la gente de los beatos a la luz del precio de nuestra redención. Dado que nos pongamos de pie al lado de la cruz para obtener la visión mucho más elevada saida de praia Infanto juvenil la naturaleza humana puede no estar en consonancia con las críticas de varios. Hay otros puntos de vista. Podría ser comprado.
Muchas partes, un solo cuerpo
Tan espectaculares son estos cuerpos que Dios nombra a Sus atributos según diferentes partes de ellos. ¿Qué derecho tiene un hombre o una mujer a deformar el templo del Espíritu Beato? Vaya, es la galería susurrante del alma humana. Es el observatorio que Dios edificó, su telescopio barriendo los cielos. Un instrumento tan fantástico que en el momento en que el conde de Bridgewater legó en su testamento 8.000 libras esterlinas para que se escribieran tratados sobre la sabiduría, el poder y la amabilidad de Dios, y el Dr.
Deja de ir a la iglesia
Dios sostiene a Cristo, Cristo lo sostiene a usted, usted lo sostiene todo. Ser "nuestros" es nuestra mayor ambición. Ser nuestros propios amos, eso es la naturaleza. Sentirse comprado por un precio, abandonar toda independencia, tener la propiedad de Dios y buscar Su gloria, eso es gracia. Su misma redención es una exhibición impactante de los atributos Divinos. Desde este punto de vista, la creación de un mundo no es nada para la salvación de su alma perdida. Dios no puede morar en el alma sin las influencias correspondientes; sin fomentar el cariño y la pureza; sin hacer más odioso el pecado y más interesante la santidad; sin darle fuerza para desterrar a uno y proseguir al otro.
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I. El enorme hecho aseveró que somos comprados, y la situación de salida a la que somos llevados gracias a esa compra. (4) No se entregue a ninguna especulación científica, esfuerzo educativo o compañía filantrópica para desviar nuestras psiques de la gran y antigua causa de Jesús y nuestro Dios. Reflexione con bastante amor sobre ese amado amigo que lo redimió. No un ángel, sino Cristo, que es Dios sobre todo, bendito por los siglos.
Comentario del púlpito de la iglesia de James Nisbet
Es verdad que ciertos pueden haber llevado las ideas de la tienda y el mostrador a su noción de redención, pero aun estos estaban más cerca de la verdad que aquellos que reducen a nada el salve comprado por Cristo. La conexión entre su estado y su deber, o la derivación del uno del otro. "En consecuencia." La inferencia es natural. Que debemos glorificar a Dios en nuestros poderes corporales y espirituales, respectivamente, a través de esfuerzos propios de cada uno de ellos.
